Ya empezamos a contar las horas para abandonar el país, ya que hemos vuelto donde todo empezó, en Pekín, en la cual nos hemos dejamos algunas cosas para realizar estos últimos días. Nuestro último tren ha sido el más cómodo y silencioso, por lo que hemos descansado bastante, hasta el punto que Enma me ha tenido que despertar…
La estación de Beijing South es un laberinto para poder salir, y tenemos que pasar por muchísimas barreras, todos como borregos y apelotonados, y por más que dices… voy a ver si hay menos gente en un rato para avanzar mejor… te das cuenta que la masa de chinos nunca acaba… bienvenidos de nuevo a Pekín.