Sobre las 7 de la mañana mi señor marido se fue a correr por los caminos perdidos cercanos a nuestro hotel, y después de más de hora y media llegó y me contó lo bonito que era… pero que cuando veía esas construcciones en plena montaña daba un poco de pena, de cómo rompían con el encanto de correr por la naturaleza.
Tras reponer fuerzas con el desayuno del hotel, nos dirigimos hacia el oeste y norte de la isla para descubrir la parte más rural de Ibiza.