Se acercaba la fecha de nuestro aniversario y, aprovechando que teníamos la última boda de este año (¡ocho en total mamica mía, cuanto amor en el aire!) y teníamos un par de días de vacaciones, le dije a Jose que mi regalo sería una experiencia.
Cada vez nos gusta más invertir en viajes o escapadas en vez de regalar el regalo “de moda” o el capricho del momento, cosas que, como su nombre indica se quedan en un cajón o consumimos sin que lo recordemos como algo relevante en nuestras vidas…).
Tras valorar diferentes destinos y teniendo en cuenta que teníamos desde domingo 9 hasta el miércoles 12, y que, nuestra escapada tenía como objetivo una “desconexión total” del año de locura que hemos tenido (hacía meses que no podíamos quedarnos en casa un finde entero), quería un destino cercano a Alicante pues no quería perder la mitad de los días del puente volando y, finalmente opté por Ibiza.